Torre del Mar está enclavada en la parte oriental de la andaluza provincia de Málaga en plena comarca de la Costa del Sol-Axarquía.
Este enclave privilegiado fue habitado desde la prehistoria y tempranos momentos históricos por todas las culturas que habitaron estas costas mediterráneas.
Entre los siglos XII y XVI, numerosos autores como Al – Idrisi o Ibn Battuta, dejan testimonio de la importante actividad comercial del puerto „Mariyya Ballis“. Alb – al – Basit en viaje hacia Granada describe como „navíos de gran tonelaje se acercan a la playa y embarcan gran cantidad de higos y almendras y las llevan a casi todos lo países lejanos“.
Hasta principios del siglo XVIII la costa permanece prácticamente despoblada y Torre del Mar empezó a figurar urbanísticamente a partir de esta fecha, ya que antes estaba prohibido edificar fuera del castillo, construyéndose en 1.797 el ingenio azucarero de Torre del Mar.
En el siglo XVIII, desaparecida la piratería, florece el comercio marítimo y se pensó en la ampliación del puerto, dada la importancia para la exportación, pero el proyecto no fructificó. En el año 1.704, lucharon frente a estas costas los barcos franco-españoles y los ingleses y holandeses, un total de 146 navíos y más de 45.000 hombres, sin que ninguno de los bandos obtuviera una victoria real.
Durante las guerras napoleónicas, la escuadra francesa volvió a ocupar este puerto, pero con peor fortuna para Torre del Mar, pues al retirarse en 1.813 volaron sus murallas con la artillería, no dejando piedra sobre piedra. Estas mismas piedras fueron utilizadas por los vecinos para construir casas, hecho todavía constatable.
Torre del Mar se configura hoy en día como una ciudad eminentemente turística que se abre al Mediterráneo con su clima cálido y suave durante todo el año, dejándose mecer por las olas en sus más de cuatro kilómetros de playas que cuentan con el que se ha dado en llamar „Mejor Paseo Marítimo de Europa“.
Torre del Mar cuenta con una población de unos 15.000 habitantes, incrementada por los visitantes provenientes de los más diversos puntos de España y de otros países que acuden a disfrutar tanto de su clima y sus propios encantos de ciudad moderna dotada de toda clase de servicios, sin olvidar el agradable y acogedor trato que sus gentes, los Torreños, dispensan a todo el mundo y que hace que toda la ciudad bulla de animación disfrutando, en los numerosos „chiringuitos“ existentes, del mejor pescado y marisco de la bahía, así como de los populares espetos de sardinas.